Aunque el título parezca
casi un contrasentido si se habla de la tevé local, la buena noticia es que
hace pocas semanas irrumpió en el Canal (á) un recomendable programa de
entrevistas a escritores/as de distintos géneros literarios, diestramente
conducido por Irene Chikiar Bauer.
Nombres de letras, Encuentro con escritores argentinos se llama este espacio
que convoca a novelistas, poetas, ensayistas, dramaturgos, cuentistas para
mantener con ellos un dinámico intercambio acerca de sus obras y de temas relacionados
con sus respectivas creaciones literarias.
En un ámbito despojado pero con profundidad de campo tras los
ventanales, Irene Chikiar Bauer, cálida y espontánea, sin escatimar sonrisas y
con una sencillez al alcance de cualquier lector/a, entrevista a escritores/as
denotando un genuino conocimiento de cada uno/a de sus invitados/as. Tal el
caso de una de las más recientes, la reconocida Esther Cross: la conductora
entró llanamente a recorrer los títulos de la novelista y cuentista, destacando
temas y rasgos distintivos de sus libros, logrando así un diálogo ameno y
fluido, con reflexiones profundas y datos de color brindados por la huésped.
Nombre de letras propone un cuidado
diseño gráfico desde los títulos y, durante su transcurso, imágenes que
ilustran oportunamente -portadas, fotos de familia, paisajes, etcétera- los
dichos de los/as escritores/as, algunas de cuyas frases más afortunadas son
rescatadas -luego de pronunciadas- en primer plano, en la página puesta en una
clásica máquina de escribir.
Chikiar Bauer y Juan José Becerra |
Carlos Bernatek, Alejandra Laurencich, Luis Mey, Claudia Aboaf son hasta
ahora algunos de los entrevistados de Irene Chikiar Bauer, habitual
colaboradora de Damiselas que a continuación se vuelve por un rato entrevistada
del blog.
Sin duda, detrás de cada conversación que conducís, hay todo un trabajo
de investigación, producción, condensación de materiales...
-Es un esfuerzo grande, tanto como el placer que me da poder hacer este
programa que me gustaría que contribuyera a la difusión entre posibles
lectores, y que resulte inspirador para nuevos escritores. Algo así
como la famosa botella lanzada al mar, nunca se sabe con certeza si
llegará a un puerto apropiado, pero se hace con esa esperanza...
¿Te preparaste especialmente para incursionar en la tele, un medio que
además de la palabra exige poner el cuerpo, alguna forma de actuación?
-Hace mucho que vengo
pensando en un programa así. Una entrevista clásica, en la que se aborde la
obra de un escritor y algunos aspectos de su vida, con la idea de que surja
cada uno en su personalidad y estilo diferenciados. Por las cinco entrevistas
que ya se están emitiendo y por las que están grabadas, tengo la impresión que
voy logrando el objetivo. Cada diálogo es distinto, cada entrevistado se
perfila a su modo, aflora su individualidad. Como entrevistadora, me gusta el
lugar de la pregunta, de la interpretación. Muchos años trabajé como periodista
y gestora cultural, y a ese aspecto le agrego mi formación académica. Mi
desafío es unir esas facetas con mi actividad como escritora. El
periodismo cultural, la formación académica -tengo un Master en Sociología de
la Cultura y un Master en literaturas Comparadas-, la experiencia como autora
se conjugan en pos de un encuentro con los escritores que abrace al lector, que
en lo posible lo conmueva, que lo llame al disfrute de leer, a interesarse.
Esther Cross |
Más allá de tu reconocida solvencia profesional, si algo se trasparenta
en Nombres de letras es tu ferviente amor por la literatura
-Acerca del potencial del trabajo, lo relaciono con el deseo: es el
deseo el que me mueve, son los sueños. Sueño con que los lectores y los
escritores acompañen el proyecto, que los espectadores se sumen y que juntos
logremos un ciclo con continuidad, un ciclo en el que las letras, con todos sus
nombres (de los escritores actuales) den testimonio de nuestra
contemporaneidad.
¿Tomaste algún modelo para darle forma a tu programa?
- Me gustan algunos
programas de entrevistas europeos, la entrevista clásica, casi sin
interrupciones. Las nuestras son de 25 minutos y se apunta a hacerlas sin
interrupciones, solo en la posproducción se agregan ciertas imágenes que surgen
de lo que se ha dicho.
Da la impresión de que, aparte de darte algunos gustos, te importa
mostrar tu propia visión del mundo, defender ciertos principios...
-En este proyecto se
juega mucho de lo que pienso y lo que siento de nuestra época. Así como mi
biografía de Virginia Woolf fue una apuesta alta en el sentido de la
investigación, la profundidad, diría que también ahora me posiciono
existencialmente... No sé si me explico: lo que quiero decir es que de alguna
manera siento que es bello no abjurar de algunos proyectos de la modernidad, de
la búsqueda de sentido que inspiraba el proyecto ilustrado y emancipatorio. A
diferencia de lo que pasaba antes, ya no es la religión la que constriñe, sino
todo lo que se asocia a la posverdad, a la omnipotencia de la industria
cultural... Con Habermas, me gusta pensar que la modernidad no es un proyecto
fracasado sino inacabado. ¿Qué tal esta cita de Kant?: “La Ilustración es la
liberación del hombre de su culpable incapacidad. Es decir, la incapacidad de
servirse de su inteligencia sin la guía de otro. Esta incapacidad es culpable
porque su causa no reside en la falta de inteligencia sino de decisión y valor
para servirse por sí mismo de ella sin la tutela de otro… ¡Ten el valor de
servirte de tú propia razón!: he aquí el lema de la Ilustración”.