Por Moira Soto
-Fue algo que sucedió en
paralelo: Sharon se sumó en la dirección, Fernanda en la actuación. En un
momento, todo se articuló. Jime escribió unos textos que me parecieron
preciosos y apropiados. Ella escribe desde un lugar maravilloso, con mucha
libertad, en otra dimensión. Flor fue haciendo la dramaturgia, logrando que se
conformara una narrativa. Creo que se trata de un texto bastante insólito para
el teatro, de una extraña poesía.
“Nuestra motivación para
trabajar este material surge de la esquizofrenia como disparador creativo”,
avisan con franqueza Pilar Boyle y Sharon Luscher en la presentación para la
prensa de Teresa está liebre, la obra teatral recientemente
estrenada, que se basa en textos de Jimena González. “Queremos echar luz sobre
el tema… Sin miedos, sin tabúes, sin juicios”.
Ambas actrices, egresadas de
la Emad y con puntos en común en su formación, amigas-hermanas en la vida, encararon
la dirección conjunta de Teresa…, una suerte de proyecto colectivo
que compromete a todos los integrantes del equipo en el respaldo mutuo en todos
los rubros. Pilar Boyle, muy activa este año, prosigue en el elenco de la muy
exitosa Mi hijo solo camina un poco más lento –en
su cuarta temporada- y, desde el año pasado, interpreta el papel de Celina
en La Pilarcita, otro suceso. Y, como queda detallado en la
entrevista que sigue, ella cubre bastante más que el rol de codirectora
de Teresa está liebre.
“Un momento muy intenso y
relindo: parece un sueño por momentos, porque se trata de trabajos tan
distintos que me importan de verdad”, dice la sobresaliente actriz, ahora
lanzada a su segunda incursión en la puesta en escena. “Fijate, somos dos
directoras, Sharon y yo, que estamos conduciendo a dos intérpretes: hacemos el
chiste de que todo es doble en esta obra donde es tan fuerte el trabajo en
equipo. Todos los integrantes tienen un alto grado de compromiso con el
proyecto. Las actrices Florencia Naftulewicz y Fernanda Rodríguez son muy
distintas, y en esa diversidad creo que componen algo mágico entre ellas. Es
cierto que tienen semejanzas físicas, ya que ambas son altas, esbeltas,
preciosas. Pero en la actuación difieren”.
Una se comunica
directamente con el público, la otra lo pasa por alto…
-(risas) Algo de eso hay,
vienen de experiencias de actuación dispares. Esas diferencias suman a la hora
de hacer personajes que no están en el mismo plano. Queríamos trabajar con
Flor, empezamos a investigar, a probar hasta que fue surgiendo la posibilidad
de estos textos de Jimena, mi hermana.
¿Cuándo ingresa
Sharon Luscher?
¿Qué es lo que te
lleva a elegir por segunda vez la codirección?
-Habitualmente, en el teatro
nada se hace en soledad, la buena interacción con el equipo puede tener mucho
peso a favor. En el caso particular de la dirección, aunque casi siempre en el
programa figura una sola persona, siempre está el aporte de otros integrantes
del grupo creativo. Sharon y yo nos complementamos mucho en la misma línea:
pasa con frecuencia que cuando una está pensando una decisión, la otra ya la
está activando. Yo, personalmente, disfruto de trabajar con amigos, de sentir
que nos potenciamos mutuamente. El anterior emprendimiento como
codirectora, La segunda vez que fui feliz, lo llevé a cabo con un
amigo, Sergio Albornoz.
Es raro
encontrarse en la cartelera teatral con obras que le den voz a autores
contemporáneos con alguna forma de alteración mental. Recuerdo hace años, en
2010, Yo soy Fijman, de Martín
Ortiz, con la participación de Vicente Zito Lema. Y se podría mencionar a Sarah
Kane.
-Creo que hay un tabú sobre
estos temas, mientras que se tratan muchos otros asuntos conflictivos. Además,
esta es una época en que parecen multiplicarse estos trastornos. Debo decirte
que para mí es cero tabú, siempre fue así. Por eso, más allá del valor intrínseco
que le doy a estos textos de Jimena, creo que habiendo tanto casos y tanta
gente concernida entre familiares y amigos, es bueno abrir francamente al
juego, compartirlo. Pienso que las obras de teatro también pueden ayudar a la
comprensión, a enfrentar recelos y prejuicios, a contribuir a la transformación
de ciertas mentalidades para que todos podamos un poco más. En esta
oportunidad, me importó traer a tierra sin rodeos el tema de la esquizofrenia.
Y hacerlo desde los textos de mi hermana creo que resulta especialmente
liberador.
¿Cómo se fue
armando la dramaturgia de Teresa
está liebre?
-Sucedió en el curso de los
dos últimos años, quizás un poco más si tomamos en cuenta el momento en que
empezó a gestarse el proyecto. En el libro que se vende en el teatro el día de
la función, hay otros materiales de Jimena, escritos en diferentes etapas. Fui
recopilando los que más me gustaban y que ella quería compartir.
Según se desprende
la obra, Jimena es asidua lectora de Lewis Carroll.
-Ella nació dentro de un
libro, o casi. Además, cultiva idiomas. Para mí, las personas naturalmente
talentosas con algún tema mental, tienen un extra de genialidad. Y creo que
realmente vale escucharlas.
¿Es posible
acceder a su misterio, a su lógica? ¿Existe alguna llave desde el arte?
-Tratar de acceder a ese
misterio es la investigación que hacemos a través de Teresa está liebre.
En la obra tenemos
una liebre, un conejo, la hora del té, el tiempo que pasa materialmente en ese
reloj que acciona Teresa-Liebre, algún túnel para caer…
-Sí, las referencias se van
sumando, ¡queremos a Lewis Carroll! Siempre pensamos que Teresa era
una obra acuariana, porque hay algo de ese signo con sus dosis de genialidad y
locura que te permiten acceder a otros espacios que no son los de la realidad
cotidiana, espacios que no los puede percibir cualquier persona… Carroll era
acuariano, Jimena lo es: coincidencias que se ensamblan. Sin premeditarlo, se
fue dando el parentesco con Alicia, algo del mundo subconsciente fue emergiendo
espontáneamente. Flor trajo unos textos sobre animales, sobre liebres y vimos
que entraban, entraban… Los fuimos incorporando, se amalgamaron. Diría que hay
algo de la liebre que identifica mucho a la obra: esto de correr, escaparse,
paralizarse de pronto, escabullirse en un túnel negro. Ese secreto de las
liebres que te hace preguntarte: ¿adónde van cuando corren? Entre otras
palabras, madriguera pertenece a un mundo propio, hermoso pero inaccesible.
Alguna vez he seguido a una liebre durante un buen rato, pero ella logró
eludirme, se escurrió.
![]() |
El equipo de Teresa... |
¿Teresa es libre por su
estado de liebre?
-Sí, tal cual, está relibre.
El juego de palabras afloró… libremente.
La devoción de
Teresa por San Jorge, tan presente en los objetos escenográficos, trae consigo
a ese animal mitológico tan presente en distintas culturas a través de los
siglos.
-Sí, es un símbolo recurrente
en algunas tradiciones, en la ficción. En el mundo oriental y en el occidental.
En nuestra versión de flyer tenemos un San Jorge que con su caballo blanco mata
al consabido dragón: un diseño de Mariano Assef –también responsable del
sonido- que expresa en cierta forma la tristeza del santo por tener que matar a
ese animal, como si lo matara a su pesar. Pero a la vez nos preguntamos: ¿qué
sería de San Jorge sin el dragón?
Otro tema que
surge en Teresa… es el del
duelo por Conejo. Un duelo imposible, que atrae al inquietante fantasma de la
amiga muerta.
-Así es. Los duelos se
procesan de tantas maneras como personas hay en el mundo. Lo que vive Teresa en
este momento de su vida se manifiesta de forma poética. La obra está teñida de
muerte: Conejo, el padre, de la madre no se aclara si está viva. Algunas
personas nos preguntan: ¿Conejo es imaginaria o real? Obvio que no soy yo quien
dará la respuesta… Creo que nunca se está realmente preparado para la muerte de
un ser querido.
Algo que llama la
atención en este espectáculo es el laburo minucioso y complejo con las
distintas familias de objetos que ya empiezan a verse en los escalones, al
subir hacia la sala: esa mezcla organizada de bazar chino, santería, cosas
antiguas…
-Necesitábamos las paredes y
las persianas como marco, y queríamos que los objetos contaran el mundo de
Teresa. Este trabajo fue hecho mitad por nosotros, mitad por Jackie Ferreira y
Jair Bellante. Algo colectivo: hay cosas de mi casa, de mi familia, de otras
familias (de Sharon, de Flor, de Fer…). Cosas que nos parecían significativas,
que representaban a Teresa. La idea es que cada objeto tiene su propia
historia, que la protagonista podría contar. El mundo Teresa empieza en la
escalera, queremos ir poniendo en clima al público, hacer una transición entre
el hall y la sala.
¿Cómo se las
arreglan en el aspecto práctico para traer, disponer, volver a llevar tantos
objetos?
-Por suerte, somos un
montón que ponemos el hombro. Desde luego, hay que cuidar algunas cosas muy
frágiles. Leandro Crocco, además de ocuparse de la iluminación, siempre nos da
una mano, lo mismo que Luca Capobianco, el asistente. El día de la función, nos
juntamos un buen rato antes, tenemos un Tetris espectacular donde todo entra
perfecto y queda bien guardado. Sharon es especialista en la parte de ordenar
perfectamente, sabe encastra todo de modo impecable.
Es evidente que en
esta puesta se le da especial importancia a la luz, también a la sombra y,
llegado el caso, a la oscuridad…
-Todo cuenta para nosotras
desde la dirección pero las luces son un elemento clave. Acá buscamos que no
fueran tan de parrilla, tratando de encontrar la forma en que Teresa percibe la
casa. Y claro, la luz va acompañando. Leandro estuvo mucho en los ensayos, él
tiene un nivel increíble de respiración con el material, y una gran
creatividad.
¿Cómo vivió tu
hermana Jimena los pasos del proyecto?
-Jime vio varios ensayos con
entusiasmo. Le encantas la obra, está feliz. Muy consciente de todo lo que está
generando con su escritura. Y tiene ganas de seguir abriendo caminos: su sueño
era publicar un libro, y ya se le cumplió. Para nosotras, que exista este libro
precioso, tan delicadamente ilustrado, con esa tipografía, forrado en esa tela
turquesa, es una dicha inmensa. Los editores son los tres hermanos Menchón:
Juan Pablo, Ángela, Inés. Es el tercero que hacen en su editorial, Seisdedos.
*Luis Cernuda, del poema Los
marineros son las alas del amor.
Teresa está liebre, jueves a las 21, en
El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960, a $ 200 y $ 150 (menores de 30 y Club
La Nación, 2x1), 4862-0655, 65 minutos.
La Pilarcita, viernes y sábados a
las 20 y a las 22, en El Camarín de las Musas, a $ 250 y $ 200, 65 minutos.
Mi hijo solo camina un poco más lento, sábados y domingos
a las 11,30 y a las 14, en Apacheta, Pasco 623, 4943-7900, a $ 250 y $ 200,
4943-7900, 75 minutos.