Por Kris Niklison*
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| Vergel | 
La gente cree que la intimidad se revela a través del sexo.
Mi madre decía que la intimidad se revela a través del pensamiento.
Yo creo que la intimidad se revela a través de la imaginación.
Nunca entendí por qué los artistas se empeñan en declarar: “Este no es
un trabajo autobiográfico”, como si lo que uno imagina y cómo lo imagina no
hablara de uno tanto o más que cualquier anécdota (por algo decimos: ¡Eso es
anecdótico!).
No hay trabajo artístico
que no hable de uno, de su autor. Pues no hay nada más “uno” que su
singularidad. Y la imaginación es singularidad pura. Nadie imagina igual a
nadie.
La historia de Vergel no es mi historia (mentira, un
barman me llamó durante 2 años para que le pagara la deuda de unas bebidas que
enfermaron a todos mis invitados, y soy yo misma quien una vez gritó a una
pared para evitar gritarle a un burócrata que me estaba maltratando). Sin
embargo soy Vergel de pies a cabeza. Soy esos colores
intensos, soy esas preguntas existenciales, soy esa soledad irremediable. Soy
el deseo irrefrenable. La luz de la vecina es mi luz. La sombra de la mujer es
mi sombra. La sabiduría de la japonesa es la que añoro; el marido muerto es
todo lo que ya no vuelve: mi juventud, mi vida en Holanda, mi madre; las
plantas que se marchitan y se reponen son mi espejo; el agua es mi propia cura,
mi esencia de triple escorpiana.
Creo que si escribiera una
autobiografía o filmara un autorretrato contando todos los detalles de mi vida,
no me estaría exponiendo tanto. El estreno se acerca y el terror es galopante:
a cambio de unos pesos y desde la más segura oscuridad, los espectadores
tendrán acceso a mi universo; no el terrenal compuesto por hechos, sino el
infinito que solo se asoma cuando imagino una escena, prendo la cámara o
recuerdo algún sueño.
* Kris Niklison es una artista multidisciplinaria (danza, cine,
teatro) que egresó de la Escuela Nacional de Arte Dramático. Muy joven, partió
hacia Europa, se afincó en Ámsterdam donde se dedicó al teatro físico,
participando prontamente en festivales internacionales. Trabajó cerca de Peter
Greenaway y de Dario Fo, también estuvo en el Cirque du Soleil, 1997. En 1998
fundó su propia compañía con la que presentó con sostenido éxito varias obras,
entre las cuales Dilemma (vista también en Buenos Aires y en
Mar del Plata, 2006).
En 2000 comienza a trabajar en Embu das Arte, Brasil, donde crea el
espacio Casa das Artes. Luego torna a Buenos Aires y arranca en otra dirección,
haciendo cine con su productora Basata. Su sorprendente primer film, Diletante,
es el retrato entrañable, poético, amoroso de su querida madre, la
personalísima Bela Jordan. Esta producción se pasó, entre otros festivales
internacionales, en el de Mar del Plata, obteniendo una serie de galardones.
Su segundo largo, Vergel, lo filmó entre enero y febrero, en
esta capital. Está protagonizado por Camila Morgado y Maricel Álvarez (en una
actuación magistral, inolvidable), con participación de destacados actores y
actrices. La música pertenece a Arrigo Barnabeé, la edición a Karen
Harley. 
En Vergel irrumpen Eros y Tánatos, la muerte
intempestiva y la vida que prospera prepotente y se manifiesta exuberante,
incontenible en la naturaleza vegetal, animal... Una apuesta muy jugada, vibrante
que la realizadora expresa con la materialidad palpable de la luz solar, el
verdor de las plantas, el agua que corre y alimenta, toda una atmósfera
incitante que despierta los sentidos del espectador. 
Este film se preestrena en el Bafici antes de su presentación formal en
salas cinematográficas.
Proyecciones de Vergel en el Bafici
Lunes 24 de abril, a las 20,20, Village Recoleta 8
Martes 25, a las 17,25 en Village Recoleta 8
Jueves 27, a las 23, Village Caballito